LAS NAVIDADES OFRECEN LA POSIBILIDAD, A LOS AFICIONADOS A LA TAPA, DE IR A LUGARES COMO SEVILLA PARA DEGUSTAR LO MEJOR DEL TAPEO NACIONAL. PASAMOS UN BUEN DÍA Y, DE PASO, SE NOS OCURREN NUEVAS IDEAS PARA LLEVAR AL MEDITERRÁNEO.
En ocasiones hemos tenido que explicar a foráneos, mayoritariamente extranjeros de habla inglesa, que la tapa es una medida de la comida española, con la que acompañar la cerveza, el refresco o el vino. Como hemos dicho en muchas ocasiones, es una pena que en la tierra que habitamos no exista variedad de platos con raciones para una sola persona. Esto nos impide disfrutar de una degustación pequeña de comida mientras tomamos una cerveza. Un plan que se puede alargar para comer o cenar, pero que no necesariamente tiene que sustituir al sentarse en casa o en un restaurante delante de uno o dos platos, café y postre.
Cuando tenemos ocasión de hacerlo, aunque sea fuera, la verdad es que se disfruta. Y si el día acompaña, como el paisaje también lo hace, no se nos ocurre un plan mejor. Lo de hoy, a decir verdad, ha sido extraordinaro. Terminar el año en Sevilla, con un sol radiante, pero con bajas temperaturas hacía agradable pasear de un sitio a otro.Empezamos en El Rinconcillo, como siempre que enseñamos Sevilla. Allí pedimos espinacas con garbanzos, carrillada, pavía de bacalao, pluma ibérica y croquetas de puchero. Como son tapas de verdad, suficiente para probar de todo. A Brett y Alison les gusta todo. y no es un cumplido. Ponen cara de disfrutar de cada tapa. Especial mención para las espinacas con garbanzos.
Continuamos en Las Teresas. Allí pedimos solomillo al whisky, una tapa para cada uno de nuestros invitados porque sabemos que les va a gustar. Nosotros pedimos hueva aliñada. Seguimos con cerveza, pero probamos la manzanilla. A Brett no le gusta.
Terminamos por hoy en la calle Mateos Gago probando la pringá (testimonial, una para cuatro personas) y el vino de naranja. Esto sí que les gusta.
Mañana más
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